La Idea Feliz

Hace unos días leí este artículo  que me gustó y me ha hecho reflexionar. En él se describe cómo en muchas ocasiones, para tener una idea creativa, hay que tener un punto de ignorancia acerca del asunto que se está tratando o del sector en el que se trabaja:

…la idea de un restaurante en el que no hubiera camareros, con un tipo de servicio diferente: ‘Eso jamás se le hubiera ocurrido a alguien que hubiera trabajado y tuviera mucha experiencia en un restaurante tradicional’.”.

Sin embargo también plantea la tesis contraria, la necesidad del experto:

  1. Por una parte habla de las ventajas de la ignorancia: “La inocencia, la inconsciencia y un punto de temeridad son ingredientes básicos para la innovación”.
  2. Pero después pasa a señalar las ventajas de ser un experto: “…es necesario que tengas ciertas palancas clave en un determinado negocio. Siempre tardarás más en llegar a una solución si no eres experto”.

Personalmente creo en la valentía y la osadía, pero no en la temeridad. Tampoco veo ventajas en la ignorancia.

Los osados evalúan y asumen los riesgos y peligros de la aventura a la que se van a lanzar. Los temerarios se lanzan sin más, y eso es una gran diferencia. Por otra parte, a los grandes emprendedores e innovadores de nuestra historia, yo no me atrevería a llamarles ignorantes, no creo que lo fueran.
Sin embargo, sí reconozco el valor de las aportaciones que ofrece la capacidad de cuestionar, preguntar y aportar de unos ojos que ven algo por primera vez, sin ideas preconcebidas. Ahora bien, la pregunta que me hago es, ¿esta capacidad la da la ignorancia o la experiencia?

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Idea Feliz

En mi época de estudiante, llamábamos la idea feliz a esa propiedad o relación entre conceptos que, si la aplicabas en el planteamiento del problema a resolver,  hacía que a partir de esa idea todo fluyera lógicamente hasta la solución buscada. Un ejemplo sencillo, observar  que en el cálculo de una resultante de vectores fuerza, un triángulo involucrado es isósceles.

En los exámenes, en el apartado práctico o “de problemas”, los “problemas de idea feliz” eran los más temidos. Nos dejaban utilizar toda la documentación que quisiéramos; mal síntoma. Eran los preferidos de los profesores, porque para ser capaz de alumbrar y utilizar una Idea Feliz debías:

  • Tener bien asimilados los conceptos clave de la materia que llevabas entre manos y de cualquier otra relacionada. En el ejemplo que os he puesto, en un problema de Física debías echar mano de la Geometría.
  • Ser capaz de hacer un ejercicio de abstracción para eliminar todo aquello que pueda condicionar o equivocar y utilizar únicamente los datos y variables necesarios.
  • Una vez identificados los datos y variables con que trabajar, tener la capacidad y los conocimientos para relacionarlos de tal modo que se llegue a la solución.

Para llegar a esta Idea Feliz yo no me atrevería a decir en absoluto, que la ignorancia fuera un factor que ayudara. Todo lo contrario, se requería saber tanto de la materia de examen como de otras materias relacionadas. Lo que sí era cierto es que el memorizar fórmulas no era muy útil, de hecho te dejaban consultarlas. Había que ir más allá en los conocimientos y su asimilación.

En mi opinión, la ventaja que se otorga a la ignorancia en el artículo mencionado viene dada por la ausencia de prejuicios y condicionantes en el planteamiento de nuevas formas de hacer las cosas. En el caso de los “problemas de Idea Feliz” la ignorancia no aportaba nada, ese papel lo protagonizaba la capacidad de abstracción, de tomar distancia de un escenario concreto, y de relación de distintos conceptos y conocimientos. No se debía recurrir a la aplicación sin más de fórmulas conocidas, se debía ir más allá en la utilización de los conocimientos que se tenían.

Es claro cómo se adquieren los conocimientos, pero ¿cómo se desarrolla la capacidad de abstracción y relación? En mi opinión se desarrolla a través de dos factores:

– Con una actitud de tomar distancia y ver cada situación como algo nuevo, reduciéndola a unos conceptos o variables que habrá que relacionar entre sí.

– A través de una experiencia amplia y diversa. Cuantas más situaciones diferentes se hayan vivido, menos prejuicios se tiene en vivir o imaginar otras nuevas situaciones.

En conclusión, no creo que sea la ignorancia lo que ayude a aportar ideas innovadoras, creo que es la capacidad de obviar los condicionantes y prejuicios al utilizar y relacionar todos los conocimientos que se tienen. Cuantos más conocimientos y experiencia diversos se tengan mejor.

La lectura del señalado artículo acerca de cómo se generan las ideas innovadoras me llevó a mi época de estudiante y de ésta pasé a la profesional.

Como ya comenté en El Negocio y los Proyecto TI, para que una organización saque el máximo partido a sus proyectos debe contar con tres roles básicos:

    • El Business Analyst , que se orienta al negocio e indica qué necesita.
    • El Project Manager, que se orienta al proyecto, para que logre sus objetivos en tiempo, coste y satisfacción.
    • El System Analyst, que se focaliza en los aspectos técnicos de la solución.

A lo largo de mi carrera profesional he visto que quien desarrolla más capacidad de aportar Ideas en una situación crítica dada en un proyecto, es el Jefe de Proyecto. Tanto aportándolas al Business Analyst (Negocio) como al System Analyst (Técnica).

En mi opinión, los Jefes de Proyectos estamos en una posición privilegiada. Sin necesidad de  conocer en detalle, identificamos, entendemos y somos capaces de relacionar:

  • Conceptos de Negocio y
  • Conceptos Técnicos

Somos los que podemos entender y relacionar todos los conceptos que participan en el proyecto. Y si además tenemos la experiencia de varios y diferentes proyectos, de manejar conceptos similares en distintos escenarios, habremos podido cultivar la capacidad de abstracción, de tomar distancia. Tenemos todos los ingredientes para poder aportar Ideas Felices.

Un complicado proyecto se encontraba ante grandes dificultades para llevar a cabo su entrada en producción:

      1. Había que hacer una migración de datos y software base de una aplicación a otra versión muy superior de dicha aplicación. Se requería pasar previamente por una versión intermedia, una migración “puente”.
      2. Había que pasar los datos de un sistema a otro, lo que llevaba casi 24 horas.
      3. El proceso total de entrada en productivo llevaba más de tres días, durante los cuales la organización debía quedar prácticamente parada. Eso era inviable, como mucho se debía tardar dos días, el fin de semana.
      4. Se montó un gabinete de crisis con los expertos en sistemas y en la migración para ver qué se podía hacer, pero los pasos a seguir eran fijos y no había alternativa.
      5. De pronto el Jefe de Proyecto dijo: tenemos todos los datos en unos discos, la máquina de la migración intermedia tiene distinto S.O. y BBDD pero el hardware es el mismo, ¿por qué en vez de copiar los datos de una máquina a otra no movemos los discos de una máquina a otra?
      6. Todos los expertos quedaron boquiabiertos, ¿cómo algo tan sencillo no se le había ocurrido a nadie?

Es la capacidad de abstracción y relación. El Jefe de Proyectos, aunque no tenía los conocimientos para administrar la BBDD o cambiar los discos, sí resolvió el problema.

Hechos como los de este pequeño relato se repiten día a día en muchos proyectos. El Jefe de Proyecto no necesita ser un experto técnico  para poder hacer su trabajo, para poder aportar y para hacerse respetar por los miembros del equipo.

Sé que no es este el objetivo ni la tarea del Jefe de Proyectos, pero también sé que esta es una importante y valiosa cualidad que debería explotarse mucho más.

En El Negocio y los Proyecto TI ya comenté el por qué del papel del Jefe de Proyecto diferenciado el Director Técnico. Pero me gustaría añadir una razón más para todas las organizaciones, especialmente para aquellas que trabajan en proyectos de innovación y creatividad y prefieren Directores Técnicos a auténticos Jefes de Proyecto:

Si hay alguien en disposición de aportar ideas creativas y de valor en la ejecución de un proyecto es un auténtico y experimentado Jefe de Proyectos.

Un Jefe de Proyectos es mucho más que un gestor que controla e informa. Por su perfil y por su trabajo desarrolla unas cualidades que en estos tiempos de búsqueda de creatividad, innovación, diferenciación, adaptación al cambio…  son impagables.

Para concluir, permitidme una cordial sugerencia a los responsables de RRHH o Patrocinadores o a quien corresponda decidir y elegir, cuando tengan delante a un verdadero Jefe de Proyectos piensen en Rafiki de “El Rey León”:

“Mira más allá de lo que ves…”

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Árbol y Luna